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En la última década se han producido cambios importantes en el patrón epidemiológico y en el sistema de salud de México. Algunos indicadores como la mortalidad infantil, la desnutrición y la esperanza de vida y otros que caracterizan el rezago en salud han experimentado mejoras relevantes, aunque siguen estando a niveles relativamente peores que en países con economías similares y persisten evidencias de diferenciales muy considerables según nivel socioeconómico. Al mismo tiempo se han perfilado retos importantes en relación a padecimientos crónicos como la diabetes y otros problemas como el consumo de alcohol y la obesidad, que necesitan de respuestas integrales e innovadoras. El sistema de salud por su parte ha venido caminando hacia el objetivo de la cobertura universal, con mejoras en el porcentaje de población que tuvieron gastos catastróficos o que no se sienten con protección financiera frente a problemas de salud , pero con la persistencia de niveles muy elevados de gasto de bolsillo y de utilización de servicios privados, incluyendo una muy alta utilización de los consultorios adyacentes a las farmacias, por parte incluso de personas que cuentan con algún esquema de aseguramiento público. Todo ello conforma una serie de retos importantes para los servicios ambulatorios, que deben responder con servicios de una mayor calidad y capacidad resolutiva a las necesidades de la población. El caso de los servicios de primer nivel de las Secretarías de Salud es especialmente relevante puesto que cuentan como usuarios potenciales a la población más vulnerable y con unas necesidades de salud más acuciantes.

El diagnóstico elaborado sobre los servicios de salud ambulatorios de las Secretarías de Salud de las Entidades Federativas utiliza un modelo analítico con un abordaje integral de las posibles estrategias que pueden contribuir a la mejora de los servicios de salud agrupándolas en los seis Componentes que se especifican en el Cuadro 1.